Claro de luna


Todavía está el piano de la vieja sala de música. Aquel donde aprendí a tocar para ti, para tu dulce sonrisa colmada de melancolía, para que sólo pensaras en mí. Quién sabe en que pasados te adentrabas, qué demonios liberaba. Yo sólo tocaba para ti y tu profunda desdicha. A veces, entre algún piano y yo, me siento a recordarte con mis dedos. Quién lo diría, ahora soy yo quien desato diablos y me adentro en pasados tocando Claro de Luna.

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